martes, 20 de agosto de 2013

Crear una novela (I)


Lo que vais a leer a continuación no son unas reglas universales de escritura. Voy a intentar detallar cómo escribo yo, y qué recomendaría a alguien que empieza, pero tomadlos como unos consejos subjetivos que podéis o no tener en cuenta en un momento dado.

Dicho esto, comenzaré por hablar de los tiempos verbales.

Independientemente de la voz del narrador, una historia puede contarse en pasado, en presente o, excepcionalmente, en futuro. Vamos a “pasar” de este último caso para centrarnos en los otros dos.

–John –dijo la mujer–, espero que estés listo.

–John –dice la mujer–, espero que estés listo.

Como observaréis nada más leer estas dos frases, un simple cambio en el tiempo verbal puede hacer que la percepción de la historia se altere muchísimo. Escribir en presente crea una inmediatez que sirve para introducir al lector de lleno en la acción. Sigamos alargando las narraciones.

Mientras John se terminaba de preparar, ella tomó el fusil y comprobó que estaba cargado. En ese mismo instante, el ruido de cristales rotos anunció la presencia de las siniestras criaturas.

Mientras John se termina de preparar, ella toma el fusil y comprueba que está cargado. En ese mismo instante, el ruido de cristales rotos anuncia la presencia de las siniestras criaturas.

No sé si con estos ejemplos veis con claridad la diferencia entre ambas formas de escribir. Mi preferida es la narración en pasado (yo creo que es más sencilla de desarrollar), pero para gustos, los colores.

Algo que sí es muy importante es no liar al lector cambiando el tiempo verbal cada dos por tres. De hecho, no os recomiendo cambios de tiempo durante una narración (ni cambios en el tipo de narrador, aunque ahora hablaré de eso).

En cuanto a los tipos de narrador, los hay para todos los gustos. Los más habituales son el narrador en tercera persona y el narrador en primera persona. Hay varios sub-tipos, pero no voy a entrar en este nivel de detalle ahora; prefiero centrarme en las ventajas e inconvenientes de cada uno de estos, en general.

John escuchó las pisadas aceleradas, acercándose hacia ellos. Giró la cabeza en busca de una salida que no pudo encontrar; no tenían más remedio que hacerles frente.

Escuché las pisadas aceleradas, acercándose hacia nosotros. Giré la cabeza en busca de una salida que no pude encontrar; no teníamos más remedio que hacerles frente.

No me digáis que esta segunda frase no asusta más que la primera… En realidad, si John es un personaje con el que ya tenemos afinidad, sufriremos igual con él de una manera o de otra. Además, la narración en primera persona plantea un problema importante: cómo cambiar el protagonista. Desde luego, al igual que con la tercera persona, podemos ir viendo el “percal” desde los ojos de John, o de la mujer, o del vecino. Peeeeero para ello, si no queremos que el lector acabe loco, debemos dejar muy claro cuándo lo hacemos. Incluso así, la fuerza de usar la primera persona se diluye cuando el protagonismo de la historia lo tienen varios personajes.

Personalmente, os recomiendo usar la primera persona cuando haya solamente un protagonista, o a lo sumo dos. Y, de ninguna manera, vayáis intercalando la narración en primera persona con la narración en tercera.

Ahora viene cuando os cuento que en mi última novela hay narrador en primera y narrador en tercera… :-P ¿Por qué? Lo cierto es que comencé a escribirla con la idea de narrar el primer capítulo en primera, y el resto (la historia del protagonista, un preso condenado a la silla eléctrica) en tercera. Cuando me puse con el capítulo dos, me resultó imposible cambiar a tercera, y toda la novela está escrita en primera, a excepción del último capítulo (el protagonista ha muerto, y la escena transcurre un par de años después). Curiosamente, el capítulo dos narra hechos acaecidos antes del nacimiento del protagonista y, aun así, la primera persona creo que era la forma adecuada de narrar.

Consejo: ante la duda, usad la tercera persona. Siempre habrá tiempo para cambiarlo durante la revisión.

Esto es todo por hoy. Si pensáis que puede resultar útil, comentad y compartid.

En próximas entregas (si es que esto tiene éxito): crear una estructura previa y el uso de adjetivos y adverbios.

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