Poco contaré sobre ella, pues el propio autor no es proclive a hablarnos en profundidad de la narración, para no “chafarnos” la lectura. Y no voy a hacerlo yo, claro. Veamos cómo soy capaz de reseñar este libro sin irme de la lengua…
Llama desde el principio la atención el orden inverso de numeración en los capítulos, pues la novela comienza por el treinta, y va decreciendo. Una cuenta atrás hacia el presente, que da un toque de tensión añadida a la narración.
La diferencia de tamaño entre sus obras anteriores y ésta (que, sin ser pequeña, es sin duda la hermana menor) no hace que su lectura sea menos entretenida. Tiene la longitud que debe tener. Por lo demás, si ya habéis leído a este autor, y os gusta cómo cuenta las cosas, Orilla intranquila no os defraudará.
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